Leyendas morelenses Álvaro Agüero Bolaños




Presidente municipal  de Jiutepec  de 1991 a 1994/ Llegó a poner orden tras conflictivo trienio/ Su gobierno uno de los mejores de las últimas tres décadas/ Jiutepec creció en lo industrial y económico.

 
Carlos O. Morales




…Los amigos son para siempre, decía un arquitecto viejo amigo  mío, y cuánta razón tenían sus palabras, y aunque muchas veces se piense que algunos solo los utilicen, todo se perdona. En este contexto, Álvaro Agüero Bolaños es de esos hombres que son amigos para siempre.

Han pasado los años, desde aquel 1991, cuando electo como alcalde de Jiutepec tuvo la responsabilidad de recomponer socialmente al municipio que con el paso de los años sería el más industrializado y de mayor trascendencia después de Cuernavaca.

Tres años antes, Hugo Rodríguez Hurtado enfrentó una administración como edil muy conflictiva y tuvo que ser relevado del cargo al año de su gestión, correspondió a Gregorio Trucios terminar un trienio accidentado en lo político y administrativo, pues todo lo malo tenía un responsable, y aunque nunca se comprobó Hugo Rodríguez cargó con culpas ajenas.
 
 

Álvaro Agüero, de recia figura fue un alcalde que tuvo el acierto de gobernar con honradez y transparencia, en sus tres años no hubo reclamo social alguno, por el contrario, con él floreció el empleo y el desarrollo del municipio en todos aspectos, obviamente que quien escribe asume la responsabilidad de su punto de vista.

Jiutepec creció de manera favorable y Álvaro Agüero  dejó en manos de Leopoldo Tovar Enríquez la estafeta de un gobierno priista que lamentablemente se perdió en las elecciones de 1997-2000, para dejar paso al PRD, y desde esa fecha los conflictos políticos y sociales se desataron y se agudizaron en los gobiernos que siguieron tanto del PAN como nuevamente del PRD.

Agüero Bolaños fue un funcionario de carácter, de postura rigurosa pero efectiva, generoso con sus amigos y justo con la sociedad en general,  como edil fue exitoso y como político fiel al Grupo Verde de Gerardo Oscos,  hoy con el paso de los años, se le ve tranquilo, no lleva prisa de llegar a ningún lado, vive la vida y disfruta con orgullo y satisfacción el estar al lado de esa gran mujer, Laura Tovar y sobretodo, ver desde las butacas del Palacio Legislativo a su vástago, el también exitoso político, José Manuel Agüero Tovar.
 

Y aun mejor, sigue como el hombre sencillo y humano, el padre ejemplar y orgulloso de ser nativo de esa tierra prodiga por la que trabajó y gobernó con mucha paciencia y entrega, así son los hombres y amigos que son para siempre….un pequeño homenaje para el buen amigo, Alvaro Agüero Bolaños, sin duda alguna una leyenda morelense…. 

 

 


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