De Paco Moreno al Rey errante Adriano

¿Similitudes coincidencias?/ El sueño de Moreno Merino justo y honesto/ Adriano era de estirpe occidental/ Paco Moreno un hombre sensible y recia personalidad/ El recuento de lo realizado en segundo término. Carlos O. Morales El siguiente texto no es una comparación, es mejor dicho, la búsqueda de una explicación para un comportamiento que delata una aspiración o un sueño, como el que muchos políticos tienen, y donde Paco Moreno no es la excepción. ¿Por qué hablar de Adriano y de Paco Moreno?. Porque para quienes hemos leído las memorias de Adriano en algunas partes de él, surge la necesidad de hablar de los ojos de ambos personajes, Adriano era un ser meditabundo, y su expresión la de un hombre sensible, ¿coincidencia? Pudiera ser. Adriano tenía una barba que le añadía un elemento inesperado a su rostro, entre las muchas versiones que se manejan, destaca una, la que su barba le permitía ocultar una cicatriz, mas también se podría decir que encajaba con su personalidad. La mayoría de los romanos no se dejaba crecer la barba, sino se jactaban de afeitarse todas las mañanas con laminillas de bronce, pero Adriano se rebelaba contra muchas costumbres. La barba era, además, una característica de los antiguos griegos, como Pericles, y Adriano admiraba las glorias de Grecia. Era el hombre clásico ideal, armoniosa fusión del carácter romano y la sensibilidad griega, el ser humano más multifacético investido con la púrpura imperial. En el curso de su carrera de magistrado probo y práctico había dado muestras de rectitud romana. Era también un excelente soldado, que en sus campañas incluso cruzó a nado el ancho Danubio, esto, en pleno invierno. Pero tenía otras características que los romanos no podían comprender, era sensible, ingenioso e intuitivo, además pintaba, esculpía y cantaba. Era un buen arquitecto, era además un erudito y un gran humanista, al igual que Trajano, Adriano tenía una visión de la grandeza, pero en su caso, esa visión era por la vía pacífica. Adriano fue el primer soberano que concibió el Imperio, no como una masa de súbditos, sino como una comunidad de naciones ligadas por el derecho, el interés y la cultura clásica. Y su grandeza consistió en crear tal sociedad. Para evitar guerras renunció a la mayoría de las conquistas de Trajano y reforzó las fronteras, aumentó y especializó el personal administrativo e inicio la codificación de las Leyes Romana. Para fomentar su administración de la colectividad imperial pasó más de la mitad de su reinado fuera de Italia. Desde el exterior inspeccionó puestos militares, visitó ciudades, dispensó beneficios y fomentó obras públicas. Restauró la antigua gloria de Atenas- su patria espiritual- y construyó una nueva ciudad junto a la antigua. En su traslado y errante gobierno por la pacifica faz de aquel mundo había algo más que un deber. Sentía una insaciable curiosidad por todo, y un anhelo incesante de remozar la belleza y la perfección de la Grecia clásica. Todo ello, lo encontró en un joven de nombre Antinoo, quien se cruzó en su destino en Bitinia en el 125 D.C. con quien compartiría desde entonces su vida, sus viajes, sus pensamientos y un amor a la vez místico y material, lamentablemente Antinoo se ahogó misteriosamente en las aguas del Nilo, por lo cual Adriano construyó una ciudad en su memoria he hizo que lo adoraran como un dios. Con el dolor en su alma y fatigado regresó a Italia, pero las calumnias de los romanos lo alejaron de Roma y se refugió en la solitaria y poética Tivoli, a 25 kilómetros distante de la capital del Imperio Romano, donde dedicó sus últimos años a construir un palacio cuya arquitectura fue su obra maestra, reprodujo lugares de sus andanzas as por el mundo, y en memoria de Antinoo hizo recuerdos del Nilo y de Egipto. Convertido en un anciano despótico y solitario aguardo su muerte, contento y seguro de haber llevado a su fin el Imperio que el soñó, y seguro estaba que seguiría su grandeza a través de Antonio Pío y Marco Aurelio, sus sucesores que el mismo eligió. Cabe destacar que el Imperio de Adriano le fue heredado por su primo Trajano a los 42 años de edad, y murió en el 138 D.C y reinó solo 21 años.

Comentarios

Entradas populares de este blog

El Oratorio de Chula vista

Llega a su fin la Sagrada Familia…

Una leyenda morelense Hugo Salgado Castañeda