Una leyenda morelense Juan Salgado Brito

Los días de privaciones y de triunfos en la vida de JSB/ La política como carrera para ser alguien/ Una trayectoria con los grandes hombres del poder en México/ Las remembranzas de su infancia solo él las sabe narrar… Carlos O. Morales… Para escribir de un político de carrera, no es necesario hacerlo citando sus más grandes logros o triunfos, sino regresando al pasado y a su infancia concretamente. Y es que la vida de un hombre como Juan Salgado Brito es una o varias páginas mejor dicho, de un libro que no quisiera terminarlo sino revivir una y otra vez esa vida que solo la narran los grandes de las letras hispanas. Me explico, la vida da Juan Salgado es, para aquellos que han leído a Juan Rulfo, a Elena Garro, García Márquez y Pablo Neruda por citar algunos ejemplos, recrear o revivir, los desérticos relatos de Pedro Paramo, los míticos personajes de los Recuerdos del Porvenir, o los personajes de plantaciones bananeras de Macondo o bien releer al poeta chileno. Así, tan claro como el agua, es el recuerdo de la infancia del nativo de Temimilcingo, aquí también hubo un general novelesco y clásico por sus abusos en contra del padre de Juan Salgado, y uno de los principales sueños o deseos del chamaco fue el decirse para sus adentros, algún día quiero llegar a ser como él. De una riqueza vivencial enorme sin duda alguna, Juan Salgado Brito narra en primera persona todo lo que pasó de niño y de adolescente, soñaba con la casa grande y bonita y sobretodo, el respeto de la gente además de su tractor y una camioneta, sueños validos que años más tarde se habrían de cumplir y más, mucho más. Un pasaje fabuloso, legendario que no se ha borrado ni sucederá nunca, es aquel día cuando va en busca de su señor padre, el mismo que le gustaba ir a cuanto acto público participaba el pequeño Juan, textual dice; tenía la mirada clavada en la calle, mal fajado, camisa desabotonada, sombrero de lado, la pistola 38 súper y su mentada al General Ortega, un pinche viejo usurero, ladrón, bandido, y además ese consejo de su padre, consejo que ha vivido en la memoria de Juan Salgado Brito, “usted no tenga miedo de nadie, respete a todos, pero a nadie le tenga miedo”. Al cumplir sus ocho años, uno de sus mejores regalos, una yegua que le evitaría volver a llevar los tacos, los morrales y los bules a pie, todo esto en aquella comunidad de Temimilcingo, así fueron los primeros años, porque llegaría al 25 de la avenida Atlacomulco, entre el puente de Amanalco y la vieja penitenciaria, de ahí a la calle de Zarco, comprar su caja de chicles, después pastillas de menta, hacerla de cargador de canastas en el viejo mercado, vender periódicos y llegar a ser “chícharo” de una peluquería, lavar carros, y poco más tarde hacer el aseo de oficinas en el Tribunal Superior de Justicia, de tal suerte que derivado de las necesidades existentes aprendió a ser adulto desde niño. Sus primeros pasos en la política siempre se dieron en el sector popular del Partido Revolucionario Institucional (PRI), formó parte del Comité Juvenil de la CNOP, por cierto, la historia de este sector del tricolor es larga y sobretodo de muchos, muchos nombres. Baste decir, que Juan Salgado Brito ha logrado todos sus objetivos con mucho trabajo político y el saber moverse con la precisión que lo hace un caballo o un buen alfil, como una partida de ajedrez, domina el tablero político y es un orador de primer nivel, lo suficiente para destacar y haber sido ya, diputado local, diputado federal, alcalde de Cuernavaca, líder de la CNOP y dirigente estatal del PRI. Por cierto, dentro de su trabajo político y su carrera, suya es la tesis sobre algo que le dio brillo y lustre a la carrera de Luis Echeverría, la famosa Carta de los Derechos y Deberes Económicos de los Estados. Las anécdotas y experiencias de Salgado Brito son muchas y muy ricas en cuanto al trato y los hechos históricos que confluyeron durante más de cuatro décadas tanto a nivel local como a nivel nacional, por ello solo citaré algo de lo mucho que ha realizado por Cuernavaca y por Morelos. Suya fue la creación del histórico Auditorio Municipal de Teopanzolco, hoy destruido por el gobierno actual, su administración municipal nos dotó de las ocho delegaciones políticas, fue el iniciador de los consejos de colaboración municipal, rescató el emblemático castillito, muchas jugarretas en su contra hicieron perder a Carlos Salinas de Gortari en Morelos, asimismo, priistas como Maricela Sánchez, Morales Barud, Riva Palacio, y especialmente el más gris dirigente que ha tenido el PRI Morelos, Rodolfo Becerril Straffon lo bloquearon y traicionaron, incluso este último no reconoció una encuesta realizada y formulada por el economista y dirigente del PRI, lo que llevó al inicio de la caída del tricolor y la pérdida de espacios y del poder en el estado. Todo esto, hacen del ex presidente municipal de Cuernavaca, ex diputado local y ex diputado federal, una verdadera leyenda morelense…..un abrazo.. Todos los datos de este breve texto, fueron tomados del libro “Juan Salgado Brito vivencias y relatos” escrito por Julián Vences Camacho.

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