La leyenda de una dinastía.

Margarito Salgado Leguízamo Celebrar el natalicio de un personaje como lo es Don Margarito Salgado Leguízamo, es necesario hacer una remembranza del hombre que hizo del siglo XX su tiempo, del emprendedor y entusiasta, del deportista, el amigo, el padre y guía de una dinastía que hoy lo recuerda como lo que fue, un hombre excepcional y exitoso, Don Margarito Salgado. Los recuerdos se agolpan, llegan en cascada a la mente de todos aquellos que lo conocieron, lo trataron y atestiguaron su personalidad sencilla, bullanguera, generosa y sobretodo un hombre que inculcó en sus hijos los valores de la amistad, la humildad y el respeto. Don Margarito Salgado fue un hombre que vivió la transformación de un estado y su capital, Morelos y la añorada Cuernavaca de antaño. La vieja ciudad que vivió acorde a sus éxitos y crecimiento personal, siempre acompañado de su inseparable hermano Bernardo.
Los hijos lo cuentan, narran su afición al boxeo, a los viajes y reuniones ya fuera al extranjero o su inolvidable tierra natal, Zacualpan, allá en el estado de México. Su negocio de la peluquería “España”, su restaurante bar “Las Hamacas”, porque fueron ellos, Hugo y Cesar Salgado quienes vivieron de cerca esos primeros éxitos, esas pequeñas incursiones en el boxeo, los viejos amigos que frecuentaban la peluquería. Son tantas las vivencias de Don Margarito Salgado que necesitaríamos cientos de cuartillas, de tinta y papel. Por ello, hoy al celebrar un aniversario más de su natalicio, solo evocaremos, su pasión por el trabajo, por el emprender negocios para velar por la familia, por el bienestar de su compañera de vida, de sus hijos y algunos familiares más cercanos.
Don Margarito Salgado fue amigo de todos, amaba las reuniones tanto familiares como como con los amigos, las puertas de su casa siempre estuvieron abiertas, ser amigo de todos para Don Margarito fue un don, y lograr el éxito en sus diferentes aventuras empresariales, fue una filosofía de vida. Amigo de obispos, gobernadores, deportistas políticos y periodistas le permitió ser un hombre afortunado en todos los ámbitos de una sociedad tan diversa y compleja como la sociedad morelense.
Por todo ello, la dinastía, la casta, el linaje, la cuna de Los Salgado es una herencia de un hombre que puso los cimientos para lograr una gran familia, exitosa, de presencia y acciones humanistas que enorgullecen y hacen recordar al hombre que incluso, hasta en los peores momentos, como lo fue el secuestro de su hermano Bernardo, siempre tuvo la fe del regreso de su consanguíneo. Margarito Salgado vivió el siglo XX con honor y así lo terminó con más honores que sinsabores, hizo suya esa filosofía de vida que se llama, honradez y sencillez, dejó una familia unida, fuerte y exitosa…

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