…Se fue el ponchis…
Me voy chacal, me voy/ Tres años en
prisión/ 16 audiencias en el Bella Vista y el CEMPLA/ Un chamaco con mirada
intimidante/ Sencillo y colaborador/ Una coca cola su mayor antojo/ Siempre a
la sombra de un árbol/ El juez con el miedo en el rostro/ Participó en la
edificación de la sala de Juicios Orales/ una respuesta que mostró su
peligrosidad.
Carlos O.
Morales
…su captura
quedó atrás así como su permanencia en un confinamiento que duró tres años. El
niño sicario sigue con total impresión y un impactante comportamiento, no hay
remordimiento en su actitud, no hay miedo o temor.
El ponchis,
de escuálido cuerpo, estatura mediana, ha sido trasladado ya a Los Estados
Unidos, apenas unas horas antes, el chamaco concluyó el ultimo interrogatorio,
y en la mente del juez y quienes presenciaron sus respuestas resuenan, conmueven
y dan miedo, mucho miedo y solo se trata de simples respuestas.
Edgar-dice
el juez- ¿no te da remordimiento, arrepentimiento, que sientes, que
piensas?...el silencio es evidente, y el ponchis, mira de forma penetrante a su
interlocutor, y responde con una pregunta; ¿usted se arrepiente de haberme
juzgado? No, porque ese es su trabajo .responde el mismo- de igual forma yo, no
me arrepiento, ese es mi trabajo.
Impactante,
para sus ahora 17 años de edad, el
ponchis, desde los 14 años de su detención, ha sorteado en su encierro, muchas
situaciones que asombran por su crudeza, su miedo y su arrojo para enfrentar a
custodios y “dueños” de voluntades, de presos y al autogobierno.
Una anécdota
que hará huella toda la vida en un delincuente comun, cuya cercanía con el niño
sicario lo marcó de por vida, pues nunca lo borrara de su mente.
Una mañana
al hacer sus ejercicios de calentamiento y distracción, se acercó el llamado jefe del autogobierno,
al que paró en seco, y con la mano levantada y el índice en alto, le dijo; no te metas conmigo, sabes como soy, mientras
su mirada hacia empequeñecer al otrora poderoso reo, quien sin decir una
palabra, dijo, está bien y se dio la vuelta para no molestar sicario de 14
años.
Un custodio también
supo de su actitud que imponía respeto y temor de parte de Edgar, esto, cuando
una mañana, ponchis decidió caminar
hacia el árbol de todos los días, donde pasaba horas de meditación y
alejamiento de los demás, el joven
sicario, caminó al árbol al fondo del CEMPLA, ahí se sentó bajo la sombra del árbol,
no tardó en acercarse un custodio, al
que encaró son indiferencia, y le dijo, “que
me cuidas? Cuida a los demás, a esos señalando con su mano al fondo, si
quisiera irme ya lo hubiera hecho”.
El custodio
dio media vuelta y se alejó, así, tan simple, era el impacto del joven
delincuente, su actitud para los que lo trataron de cerca, empezaban a
comprenderlo, era tranquilo de actitud, pero de decisiones firmes, en cuanto a
su trato con los demás, no le gustaba convivir, sin embargo era atento y
colaborador.
Un ejemplo
fue su ayuda para construir la sala de juicios orales en el CEMPLA, el mismo se
ofrecía para ayudar, cargaba todo lo que
se le ordenaba, incluso, cargó la silla que habría de ser suya durante los
interrogatorios a los que fue sometido.
Un funcionario
del Tribunal, encargado de la obra, le preguntó al terminar su tarea, ponchis –quieres
algo, deseas algo?- si dijo sin inmutarse, una coca cola fría.
El refresco
de cola le fue entregado, con toda la tranquilidad del mundo se fue y acomodo
en su árbol, ahí, con la mirada puesta en el imaginario horizonte, disfrutó su
refresco, nadie lo perturbó.
Hoy, el
ponchis es historia y tema de cientos de periódicos y miles de medios de
comunicación, esto, en todo el mundo, el caso del niño sicario empieza a
escribir sus últimas páginas, en una semanas, será historia, y obviamente, que
para el que escribe, fue una quimera el querer escuchar lo que hubiera sido su adiós,
su despedida…..me voy chacal, me voy…
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