Tláloc una ventana al universo

Nuevos vestigios de Tláloc en Morelos localizados en Cuautla/ El maíz, las estrellas, los ciclos lunares, la abundancia y Tláloc como divinidad/ Acude orgulloso al descubrimiento de un monolito del Dios de la Lluvia, el gobernador Marco Adame/ vestigios, evidencias como este muestran la milenaria presencia del ser humano en la tierra tlahuica, Hugo Salgado/ Cuautla, Chimalacatlán, Chalcatzingo, Yautepec, Ticuman, Xochitepec y Teopanzolco, protagonistas de una cultura y presencia milenaria en la historia del planeta.

Carlos O. Morales

Un nuevo hallazgo arqueológico de grandes dimensiones se registró en la ciudad de Cuautla, donde al realizarse excavaciones para la construcción de un centro comercial, se toparon con una megalito, o mejor dicho monolito con más de 60 toneladas de peso.

La gigantesca piedra tallada durante la época del periodo clásico, de acuerdo a la versión de que el hallazgo pueda  ser del 900 después de Cristo, se encuentra en dirección al Volcán Popocatépetl, y entre lo más significativo de su tallado se encuentra una mazorca y su espiga, así como las clásicas hojas del maíz.

Asimismo, en la parte alta de lado izquierdo se encuentra una figura del Dios Tláloc, cuya imagen se liga de manera certera con el agua y la vida, así como los cultivos que se registraron en esa época de la historia.

Aquí, donde en breve se habrá de construir una mega plaza de tiendas departamentales, el gobernador del estado, Marco Antonio Adame Castillo, orgulloso y alegre, acompañado de algunos integrantes de su gabinete y especialmente de uno de sus hijos, con el cual se habría de tomar una fotografía al final de una entrevista con medios de comunicación, dijo que en la zona oriente de Morelos se tienen diversas expresiones  de las culturas prehispánicas, y en especial, la Olmeca, por lo cual esta importante hallazgo no será removido, sino que se buscará tener las mejores condiciones para su exposición como un atractivo más y sobretodo, como un testimonio de nuestra cultura, nuestra identidad y origen mismo. 

Quiero expresar, apuntó, que al saber de la existencia de este importante vestigio, que habla de nuestras raíces y origen, debe ser considerada como parte de nuestra riqueza cultural, “por ello es necesario asumir el compromiso y responsabilidad de exhibir esta pieza de manera coordinada con el INAH, el municipio y las diversas dependencias dedicadas a la cultura”.

El hallazgo es de mucha importancia, porque de manera directa, abre nuevas hipótesis con relación al “Abrigo de Tláloc”, localizado al sur de la entidad precisamente, sacando una línea recta desde el lugar denominado aquí en Cuautla, Zona Arqueológica Piedra Grande, hasta la comunidad de Ticuman, en el municipio de Tlaltizapan, donde de igual manera que aquí, se tiene en la Cueva del Gallo, testimonios grabados en piedra, de la importancia que el Dios Tláloc tenía para los primeros habitantes que llegaron a estas tierras que hoy conforme se logran nuevos hallazgos, convierten a Morelos en pueblo mágico y milenario.

En Ticuman, los antropólogos e investigadores denominaron los vestigios arqueológicos de la Cueva del Gallo, como “El abrigo de Tláloc”, y es de manera coincidente con el hallazgo de Piedra Grande en Cuautla, de los símbolos y pinturas rupestres que muestran a Tláloc vinculado al cultivo del maíz, el agua como líquido vital, y la forma rudimentaria de vida que tenían nuestros antepasados.

Cabe señalar que no existe una fecha exacta de la presencia de los primeros pobladores en el territorio que hoy conocemos como Morelos, pero lo que sí es seguro es que con este monolito, se confirma que los morelenses y nuestro territorio podemos considerarnos muy afortunados al ser sin duda alguna, una ventana al universo.

En este contexto, recordaré a la profesora, Teresa Ortiz, una de las principales impulsoras del rescate de los vestigios arqueológicos de Ticuman, quien en su momento afirmó que esa zona donde se guarda el testimonio a Tlaloc, es de condiciones climáticas excepcionales y raíces milenarias con tesoros que aún están por descubrirse, pero para ello, será necesario seguir las huellas visibles de la posible  presencia del ser humano desde hace miles y miles de años.