El submundo de un frappé sibarita…




En breve un lugar de delicias con hielo y café/ El placer y el paladar conjugan los sentidos y el gusto/ El submundo donde el tiempo se plasma en las paredes/ Un bar, una cantina con un  toque epicúreo y refinado/ es la intimidad donde recibe a los amigos  el patrón.

 

Carlos O. Morales

…Una invitación muchas veces aplazada por diversas causas o razones, pero la visita por fin se realizó. Es un sitio singular, tantas veces comentada su inauguración que ya muchos deseamos se abra al público, y es que esos flanes, las natillas y los frappés llaman la atención, y vaya que se cumplen esos pensamientos de paladear lo que a través de imágenes hemos visto ya.

El flan es pequeño, de buen color y  mejor sabor, esa pequeñez de postre o antojo, se paladea lentamente, su sabor marcado a canela y al primer bocado se suman la leche y la vainilla para expresar si se puede, la delicia que causa un simple dulce postre en molde de cristal.
 
 

Es el inicio, y para degustar y tener el honor y privilegio de entrar a ese submundo donde se desliza o mueve como si fuera su hábitat natural, el buen amigo Nicho Olivares, es selectivo porque así  debe ser, porque no cualquiera puede entrar. Es la intimidad misma del dueño del lugar.

Sin embargo, hay que vivir la aventura de disfrutar ese submundo donde se conjugan los sabores y la historia de Nicho, como le llaman sus amigos y quienes lo conocen. Todo es atractivo y aventurero, la escalera que nos abre otra dimensión, la del paso del tiempo, pues en ambas paredes están las etapas de aquel líder de taxistas, el mismo que enfrentaba multitudes y a las autoridades al mismo tiempo.

Es Nicho Olivares un personaje que cautiva por su don de gente, por su amistad desinteresada, y su disposición a dar ayuda quien la solicita, es así, sencillo y amigo, el no piensa en que se le utiliza como otros que confunden la amistad con la sumisión, si está en sus manos ayudar, así será.

Diversos momentos de su vida como personaje público quedan en las paredes, donde cada escalón permite ver una y otra vez el paso de los años y sus acciones que obligan a detenerse en la escalera para ver al Nicho que pocos conocen o recuerdan ya.

Lo más atractivo es su pub, o mejor dicho su cantina, su bar, todo es interesante, desde los tres monjes, figuras de barro, de yeso, de cerámica, los ocho chinelos, dos hermosos caballos negros, unas replica de los que están en la avenida Rio Mayo. Muchas tazas de cerámica, todas estas figuras para adornar el techo del extenso inmueble donde las luces se mueven al capricho de un mecanismo movido por un pequeño motor, es el juego de luces multicolor, así como los llamativos anuncios de Tequila Herradura, Tequila Sauza, Corona, cuyos colores cautivan la mirada y dejan vagar el pensamiento en todo aquello que ya se fue, que es historia.
 
 

Una pantalla gigantesca, y un espectacular sonido estéreo, así como confortables sillones, son los testigos del  paso, de las visitas de ilustres personajes de la política y los liderazgos públicos y sindicales.

La cantina y el bar que se ubica al centro del espacioso lugar, con sus copas y vasos, sus botellas de vino, wiski y cervezas, han  sido el escenario para albergar históricas reuniones y planes de candidaturas, aquí entre las paredes del submundo de Nicho Olivares han pasado entre otros Jorge Arizmendi, Juan Salgado Brito, Manuel Martínez, Julio Ernesto Pérez Soria, Víctor Manuel Saucedo Perdomo, Jorge Morales Barud, y más reciente el junior Iván Saucedo, esto por citar solo algunos, pero la historia se ha parado en este lugar.

Un lugar mágico y confortable, el cual al conocerse, al tener el honor y el privilegio de mirar, te amarras, te niegas  y no quieres abandonar, pero debes hacerlo, porque aquí solo permanece un hombre, un amigo, Nicho Olivares, y como no, si es la cafetería del patrón….

 

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